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Encuentro con Mons. Cartateguy en Niamey
 

Hace algún tiempo hablamos con Mons. Cartateguy Michel, entonces arzobispo de Niamey y hoy Administrador Apostólico en la misma ciudad.


Monseñor, presentenos la diócesis de Niamey.

Niger es un país tres veces Francia dividido en dos diócesis, la de Maradi y la de Niamey. La comunidad católica de la diócesis de Niamey cuenta con unos 25.000 cristianos de los que 5.000 son de origen autóctono, los demás proceden de los países fronterizos. Esta diócesis tiene 42 sacerdotes, 10 son SMA de cuatro países distintos.

Cada año tengo la suerte de ordenar a un sacerdote y el año pasado tuve la alegría de acoger como obispo auxiliar a Mons. Lompo, primer sacerdote nigerino que aceptó esta responsabilidad.

¿Cuáles son sus prioridades?

Hay dos prioridades: el diálogo con el Islam y la formación. Los cristianos son minoritarios, apenas un 1% de la población, el diálogo es importante en nuestra pastoral cotidiana y se manifiesta en las relaciones de vecindad, amistad y fraternidad que los católicos ejercen todos los días. Las bodas y los bautizos son ocasiones privilegiadas. Las fiestas musulmanas y cristianas son también la ocasión de encontrarse de forma oficial, pero siempre amistosas. En estas ocasiones se me brinda la oportunidad de hablar en la radio o presentar en la TV un mensaje a la comunidad musulmana y con una delegación de la Iglesia católica visito las grandes mezquitas de la ciudad de Niamey y los lugares importantes del Islam. Ellos también tienen la costumbre de enviar una delegación para felicitarnos la Navidad y Pascua.

Además, para fortalecer este espíritu de diálogo y encuentro hemos establecido un plan de formación para todos: jóvenes, hombres de la política, periodistas, sindicalistas… Esta formación se prepara e imparte en un lugar neutro por sacerdotes e imanes conjuntamente. Es un testimonio de fraternidad entre creyentes. Recientemente, todos los periodistas de la ciudad de Niamey participaron en esta formación excepto los de la TV integrista. Siempre ponemos los libros del Corán y la Biblia el uno al lado del otro durante este tiempo de formación. Así se aprende a conocerse para evitar que la ignorancia o desconocimiento provoquen tensiones. Un día, después de escuchar a un sacerdote, un joven decía: “Desde mi infancia se me ha dicho que los cristianos son paganos, ahora descubro que eso es falso porque creen en Dios como nosotros”.

Tambien trabajamos juntos en obras sociales como Caritas, un lugar abierto a los musulmanes que se convierte en un lugar de diálogo y encuentro con el Islam al servicio de los más pobres, que es una dimensión importante tanto para los cristianos como para los musulmanes.

¿Cómo viven las comunidades cristianas?

El nacimiento de comunidades cristianas en el seno del mundo musulman es una preocupación constante. Antes del Sínodo sobre la familia, se envió un cuestionario preparatorio a todas las Iglesias del mundo. Es muy interesante ver cómo todas las comunidades participaron en esta investigación. Somos una pequeña minoría y necesitamos el apoyo de la Iglesia universal.

Si tenemos la tensión por dar origen a nuevas comunidades cristianas, también la tenemos en acompañarlas y formarlas para que vivan su fe en medio del Islam. Esta necesidad de formación es muy importante; en medio del mundo musulmán existe el peligro de desanimarse por ser tan pocos y porque existen también fuertes presiones para que se conviertan al Islam. Todo eso no es fácil, sobre todo en familias donde hay cristianos y musulmanes.

¿Cómo se mantienen estas comunidades?

En tierras gurmanchés no ha entrado mucho el Islam y las comunidades se desarrollan. Existen grupos importantes de catecúmenos que han elegido libremente el camino de Jesús y se muestran llenos de vitalidad. En otros lugares es más difícil. Suelo decir a los misioneros: “Estad presentes. Visitad a las familias. Puede ser que un día surja la luz y algunos elijan el camino de Jesús”.

A pesar de las dificultades, las comunidades siguen y hasta se sienten estimuladas. No se duermen. Cuando se habla de futuro suelen decir: “Primero debemos impregnarnos de la Biblia, de la Palabra de Dios y tenemos que leerla en nuestras lenguas”. Eso quiere decir que hay que alfabetizarse para poder leer la Palabra de Dios que será su alimento cuando se encuentren solos. No hay que desanimarse aunque no se vean los resultados. Para nosotros la presencia misionera no se justifica en relación a los resultados, nunca se sabe si algún día habrá resultados, cómo y cuando. Mantenemos la esperanza que tiene ¡una duración ilimitada!.

Demisión de Mons. Cartateguy

El 11 de Octubre pasado se anunciaba en Niamey la demisión de Mons. Cartateguy Michel, arzobispo de Niamey. Su Auxiliar, Mons. Laurent Lompo ha sido nombrado segundo arzobispo de Niamey. Así lo explica Mons, Cartateguy:

“El día de mi ordenación episcopal, elegí la divisa: “Que él crezca y que yo disminuya” (Juan 3, 30). Esta palabra de Juan Bautista, la hice mía porque se ajusta a la espiritualidad y a la voluntad de nuestro fundador de la SMA: Mons. Marion de Bresillac, que pedía a sus misioneros que fundasen las iglesias locales, pero que no se considerasen sus dueños. Como preludio del tiempo de cosechar que pertenece a Dios, el tiempo de la floración ha llegado, me parece, y ahora me toca trabajar en otra tierra que todavía no ha sido labrada”
Nos alegramos del nombramiento de Mons. Laurent Lompo para esta responsabilidad y rezamos por él.